4 de Febrero de 1992
El 4 de febrero de 1992
ocurrió una Insurrección Cívico-Militar liderada por el comandante
Hugo Chávez / La llamada Operación Zamora se escenificó en los
estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal
(actual Distrito Capital), desde las 3:00 pm del 3 de febrero de
1992.
El 4 de febrero, junto a la posterior insurgencia
del 27 de noviembre de ese mismo año, marcó el punto más alto de
las luchas sociales y políticas del período 1989-1993/ "Compañeros:
lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no
fueron logrados (…) vendrán nuevas situaciones”, aseguró el
comandante Chávez
El 4 de febrero de 1992 ocurrió una Insurrección Cívico-Militar
que se desarrolló simultáneamente en las principales ciudades del
centro-occidente del país. Además de los comandantes a cargo de las
operaciones –Hugo Chávez, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta
Chirinos, Jesús Urdaneta y Miguel Ortíz Contreras–, unos 14
mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101
sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados, tomaron parte en el
movimiento militar. Asimismo, grupos pequeños de civiles
provenientes de distintas organizaciones de izquierda venezolanas
participaron en la acción.
La rebelión cívico-militar
La llamada Operación Zamora se escenificó en la
zona centro-occidental de Venezuela, en los estados Aragua, Carabobo,
Miranda, Zulia y el Distrito Federal (actual Distrito Capital), desde
las 3:00 pm del 3 de febrero de 1992, hasta aproximadamente las 3:30
pm del día siguiente. Alrededor de 2.300 efectivos militares –300
oficiales y un poco más de 2.000 soldados que portaban una banda
tricolor en el brazo– fueron movilizados para deponer al entonces
presidente Carlos Andrés Pérez, que regresaba del foro económico
de Davos.
El eje del movimiento insurgente fue el entonces Distrito Federal
(actual Distrito Capital), donde se concentran tradicionalmente los
poderes públicos en Venezuela. Allí, desde las 11:00 pm del 3 de
febrero, se escenificaron los enfrentamientos más intensos.
La base de operaciones de los insurgentes, comandados por el
Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, estaba en el Museo Militar, en
el 23 de Enero.
Los principales puntos estratégicos de la capital, que sirvieron
de escenario para las operaciones, fueron: la Residencia Presidencial
La Casona, el Palacio de Miraflores, el Fuerte Tiuna, las
Comandancias Generales del Ejército y la Armada, el Comando Regional
número 5, el Comando de Seguridad Urbana de la Guardia Nacional, la
sede de la Disip en el Helicoide, la sede de la Comandancia de la
Policía Metropolitana en Cotiza, la sede de Venezolana de Televisión
en los Ruices y la Base Aérea Francisco de Miranda.
Una combinación de suerte y la oportuna reacción
de sus ministros salvaron a Carlos Andrés Pérez de la captura y el
derrocamiento. A su regreso de Suiza, fue recibido en el aeropuerto
por el Ministro de la Defensa, general Fernando Ochoa Antich, y el
Ministro de Interiores, Virgilio Ávila Vivas. Ya en la residencia
presidencial, Pérez decidió trasladarse al Palacio de Miraflores
tras una llamada de Ochoa Antich, quien le informó de la insurgencia
en el Zulia. Gracias a esa súbita decisión logró evadir a los
insurgentes, quienes estuvieron a pocos minutos de capturarlo.
En consecuencia, a la medianoche, varios tanques y una unidad de
paracaidistas intentaron tomar el Palacio de Miraflores. Pérez
escapó nuevamente, esta vez hacia la sede de Venevisión, canal de
televisión propiedad de su socio de décadas, Gustavo Cisneros.
Desde allí condenó la rebelión, cerca de la 1:00 de la madrugada
del 4 de Febrero.
En Maracaibo la revolución se manifestó así:
Francisco Arias Cárdenas, comandante del grupo de artillería
misilística "José Tadeo Monagas", tomó a medianoche la
casa del dirigente copeyano Oswaldo Álvarez Paz, gobernador del
estado Zulia y se proclamó gobernador militar de la región,
comunicando a través de la radio los motivos y razones de la
insurgencia.
Entre los principales puntos tomados en la región estaban: el
puente sobre el Lago de Maracaibo, el Cuartel Libertador, los
Destacamentos 33 y 35 de la Guardia Nacional, el Cuartel de
Patrulleros de la Policía del Estado, la sede de la Disip,
instalaciones petroleras de la Costa Oriental del Lago, y el canal 2
de televisión.
La rebelión en Aragua y Carabobo:
En Maracay, al mando del Teniente Coronel Jesús
Urdaneta Hernández y del Teniente Coronel Jesús Ortiz Contreras, se
sublevaron 3 batallones de la 41ª Brigada de Infantería
Paracaidista, el Batallón “García de Sena” y el Batallón de
Cazadores “General Vásquez”. Los combates de mayor intensidad
ocurrieron en el Cuartel Páez, a dos cuadras del Palacio de
Gobierno, en el Cuartel La Placera y en la base Libertador. Los
rebeldes no lograron tomar la base ni apropiarse de los aviones.
En la guarnición de Valencia se movilizaron el Batallón Blindado
“Pedro León Torres”, el grupo de Artillería de Campaña Lara,
el batallón de apoyo “José G. Lugo”, la Compañía de
Comunicaciones y una Compañía de Honor. Durante unas 15 horas, los
"insurrectos" como fueron llamados, tomaron puntos
estratégicos como el Comando Regional N° 2 de la Guardia Nacional.
La sangrienta retoma del Palacio de Miraflores por parte de tropas
del gobierno, a las 4:00 am, y el escape de Pérez, determinaron el
fracaso de la operación, cuyo eje era la toma del centro del poder
político.
En la mayor parte del país, incluso en Caracas y sus alrededores,
existía una gran confusión informativa y los rebeldes no tenían
forma de comunicarse con la población en general; las únicas
informaciones disponibles venían del gobierno y de las televisoras
privadas.
Para evitar un desenlace sangriento, como los
ocurridos décadas atrás en Barcelona y Carúpano, se entregó el
líder de la operación, el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías.
Pero la derrota militar se convirtió en una histórica victoria
política de corto y largo plazo.
El mismo 4F, y como parte de las condiciones de la rendición, se
transmitió un mensaje de Hugo Chávez, cuyo propósito era reconocer
el fracaso del movimiento insurgente y desmovilizar las fuerzas del
Zulia, Aragua y Carabobo, a fin de evitar un mayor derramamiento de
sangre. Pero al darle la libertad al líder de la insurgencia para
expresarse sin que sus palabras fueran previamente grabadas y
editadas, éste dio un mensaje de importantes consecuencias
políticas. Saludó con calma a los venezolanos, se identificó como
“el Comandante Chávez”, felicitó en los mejores términos a sus
subordinados, reconoció la derrota "por ahora" del
movimiento rebelde, asumió su responsabilidad en el alzamiento, se
refirió a la posibilidad de “nuevas situaciones” para encaminar
al país a un futuro mejor y entró en el imaginario colectivo
presentando su insurgencia como bolivariana, es decir bajo los
principios del Libertador Simón Bolívar.
"En primer lugar quiero dar los buenos días a todo el
pueblo de Venezuela” (…) "Compañeros: lamentablemente, por
ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la
ciudad capital; es decir, nosotros aquí en Caracas no logramos
controlar el poder” (…) "vendrán nuevas situaciones. El
país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un camino mejor”.
De esta manera se convirtió, en pocos segundos, en el rostro y la
voz más conocida de Venezuela en las dos décadas siguientes y quedó
en evidencia que el "liderazgo" político y militar
Puntofijista cometió uno de los errores políticos más importantes
de la historia moderna de Venezuela.
ERIKA RODRIGUEZ
MILEIDI FUENTES
FACILITADORAS
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