Este viernes 23 de Noviembre el Presidente venezolano Nicolás Maduro celebra su cumpleaños número 56, ocasión en la que ha recibido múltiples muestras de felicitación, entre ellas un audiovisual que refleja parte de su vida. A través de la red social Twitter, compartió un video que retrata momentos de su infancia y crecimiento en Caracas, así como su inicio en la lucha social y su trabajo junto al comandante Hugo Chávez.
“Comparto con mi pueblo amado, este hermoso regalo que he recibido
hoy, que me traslada en los recuerdos a mi hogar donde crecí rodeado del
amor de mi familia, del cariño de mis amigos y donde comencé el camino
de lucha por mi Patria. ¡Gracias!”, escribió el presidente.
Maduro, quien se forjó como dirigente obrero, fue electo presidente
de Venezuela el 14 de abril de 2013, luego de fungir como vicepresidente
desde 2012. Además, fue canciller de Venezuela y presidente de la
Asamblea Nacional (AN).
Lleno de vida y coraje, para seguir
luchando por el desarrollo de la Patria, Nicolás Maduro Moros celebra un
año más de vida en medio de las dificultades que le han tocado
enfrentar desde que aquel 14 de abril de 2013 la historia decidió que un
obrero fuese el presidente del país.
Sus 56 años han sido bien llevados,
transitando siempre por el camino más difícil que asumen los
revolucionarios: defender y reivindicar al pueblo.
Hoy, fecha en la que se celebra también
los 6 años de la décima victoria electoral desde la llegada del
Comandante Hugo Chávez, Maduro sigue invitando a la democracia a todo el
colectivo, eclipsando con ello las opiniones más radicales de sectores
opositores del país.
UN PRESIDENTE DE BARRIO
Más allá de las cualidades de liderazgo y
capacidad para gobernar, que vio el Comandante Chávez en Nicolás, se
encuentra un hombre sencillo que desde niño se involucró en las
necesidades de las barriadas populares de la ciudad capital.
Este caraqueño de vida y lucha, como el
mismo se define, agradece haber nacido en esta ciudad y recalca que este
sentimiento de amor por el pueblo lo heredó gracias a la vida política
que emprendió su padre, durante los años donde «se disparaba primero y
se averiguaba después».
«Muy temprano, a los nueves años, yo
recuerdo que tenía opiniones políticas en el colegio, en cuarto grado»,
manifestando con esto la incipiente inclinación política que empezaba a
mostrar a su corta edad.
El haber vivido al sur de la ciudad
capital, donde se alza el valle de Caracas, específicamente en la
parroquia San Pedro, le dio el conocimiento necesario para convertirse
años más tarde en el hombre fuerte de Chávez y fiel representante del
proceso revolucionario.
El barrio le permitió delinear su
personalidad política, y las calles fueron testigos de cómo el Maduro
niño y adolescente crecía amando las causas revolucionarias que buscaban
defender los derechos de los más pobres.
El Valle, El 23 de Enero y Antímano, son
solo algunos de los lugares donde Nicolás dejó su huella de sencillez y
humildad, sitios donde años más tarde retornaría con una particular
estrategia de gobierno denominada Gobierno de Calle, para volver a
sentir esa cálida sensación caraqueña que solo se encuentra en los
barrios y ratificando que es «un servidor público en distintos frentes
de batalla», como lo calificó el presidente Hugo Chávez.
CHÁVEZ NO SE EQUIVOCÓ
En esta frase convergen los mejores
amigos de Nicolás, aquellos que ganó mientras ejercía las distintas
facetas que disfrutó durante sus años de juventud.
Con su característico buen humor, una
sonrisa alegre y contagiosa —que oculta una profunda nobleza y
cercanía—, Maduro es recordado en el mundo de la pelota, donde según sus
amigos se destacó como un buen pícher, «que llegó a ponchar diez veces
seguidas, desde la lomita a 92 y 95 millas por lanzamiento».
De estos encuentros, Henry Contreras,
compañero de bateo del Presidente y bautizado «Pastelito» por Nicolás,
resalta que el mandatario siempre se mostró como un amigo y un hombre
profundamente de izquierda.
Opinión a la que se suma Rafael
Escalona, amigo pelotero, quien también afirma que «desde los 18 años ya
estaba sumado a la causa revolucionaria».
En su faceta como operador y conductor
del Metro de Caracas, se destacó como una gran movilizador de obreros,
al punto de convertirse en fundador sindical.
Allí también ganó amigos, los mismos que
hace un año, durante su visita al centro de operaciones del Metro de
Caracas en Plaza Venezuela, se emocionaron al verlo llegar en un visita
sorpresa, que permitió el encuentro con unos de sus jefes, Joel Enrique
Moreno, y antiguos compañeros de trabajo.
En esa oportunidad, el Presidente Obrero
parecía haber logrado una hazaña: haber prescindido de su grupo de
escoltas que lo acompañaban, porque extraña aquella vida libre del
típico caraqueño que va en metro y camioneta.
Pese a esto, a sus 52 años, el mundo de
la política le sigue pareciendo apasionado, tanto que siempre recalca
que su gestión, como presidente de la República, responde a un
compromiso que el líder de la Revolución Bolivariana le encargó y la
cual él ha sabido responder durante estos casi 2 años de gobierno.
La vida le hubiese permitido tal vez ser
uno de los mejores peloteros del país, o quizás el mejor salsero de la
década, sin embargo, como al presidente Chávez, lo arropó la política y
en ella se quedó, mostrándose presidente igual al pueblo, que lo
entiende y trabaja para restaurar la Patria.
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