El Día Internacional de las Personas con
Discapacidad se observa en todo el mundo cada 3 de diciembre de acuerdo
a la resolución 47/3 de la Asamblea General de las Naciones Unidas
adoptada el 14 de octubre de 1992, con el objetivo de llamar la atención
y movilizar apoyos para aspectos clave relativos a la inclusión de
personas con discapacidad en la sociedad y en el desarrollo.
Más
de siete mil millones de personas poblamos hoy el planeta y se estima
que mil millones tienen algún tipo de discapacidad, de ellos, el 80% de
ellos vive en países en desarrollo, según información de la Organización
Naciones Unidas (ONU).
La
ONU define la discapacidad como una condición que afecta el nivel de
vida de un individuo o de un grupo. El término se usa para definir una
deficiencia física o mental, como la discapacidad sensorial, cognitiva o
intelectual, la enfermedad mental o varios tipos de enfermedades
crónicas.
Las
investigaciones indican que las personas con discapacidad suelen tener
menos oportunidades económicas, menor acceso a la educación y tasas de
pobreza más altas. Eso se debe principalmente a la falta de servicios
que les puedan facilitar la vida, como acceso a la información o al
transporte y, porque tienen menos recursos para defender sus derechos. A
estos obstáculos cotidianos se suman la discriminación social y la
falta de legislación adecuada para protegerlos.
“La inclusión
importa: acceso y empoderamiento para personas con todo tipo de
capacidad”, en referencia al cálculo de que más de mil millones de
personas en el mundo viven con discapacidad y enfrentan muchas barreras
para que se las incluya en aspectos sociales clave. A consecuencia de
ello, no disfrutan del acceso a la sociedad de igual forma que otros,
incluido en áreas como el transporte, el empleo, la educación y la vida
política y social. El derecho a participar en la actividad pública es
esencial para crear democracias estables, para una ciudadanía activa y
para reducir las desigualdades sociales.
Promoviendo
el fortalecimiento se crean oportunidades reales para la gente, se
potencian sus habilidades y se les ayuda a establecer sus prioridades.
El empoderamiento implica invertir en las personas – en empleos, salud,
nutrición, educación y protección social. Cuando ocurre eso, están mejor
preparadas para aprovechar oportunidades, se convierten en agentes de
cambio y pueden asumir con más preparación sus responsabilidades
cívicas.
FACILITADORA: MILEIDI FUENTES